La mirada del psicoanálisis no es una weltanstshauung

por Jean-Jacques Tyszler

Weltanschauung se traduce con mayor frecuencia como «concepción del mundo». Anschauung es la visión, la representación, la mirada que se dirige hacia algo. Desde Kant, este significante ha cobrado mucha importancia en el pensamiento filosófico y más allá.

En sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, Freud declaró que «el psicoanálisis no es ni puede ser una concepción del mundo». Hay una fuerza de unificación totalizante que Freud rechazaba absolutamente. El saber analítico es siempre incompleto, agujereado, y se inventa no solo en cada nueva cura, sino que también se transforma en la actualidad del Malestar en la cultura y en los efectos sociales y políticos del momento histórico.

Por supuesto, existen grandes textos de Freud que describen tormentos mayores, como El porvenir de una ilusión o ¿Por qué la guerra?, pero Freud se cuida mucho de ofrecer recetas.

De la misma manera, Lacan inscribirá el vínculo del sujeto con la Ciudad en los «discursos» y advertirá sobre el viraje hacia el «discurso del capitalismo», pero no propone por ello una generalización de nuestra psicopatología ni un camino unívoco a seguir.

La mirada, notémoslo, ha ido tomando poco a poco el predominio sobre la voz, cuando clásicamente era esta última la que comandaba el aparato psíquico. La imagen une poder y autoridad, no menos totalitaria de lo que pudo ser la voz.

La irrupción de la inteligencia artificial no fue prevista por los pioneros del psicoanálisis, y nos confronta con nuevos desafíos si deseamos conservar un lugar para el inconsciente: no todo en los algoritmos podría ser nuestro lema.

En este período de grandes mutaciones y también de recrudecimiento de las incertidumbres respecto al horizonte humano, simplemente, el riesgo para el psicoanálisis es convertirse en juicio, concepción de lo verdadero y lo falso, representación del bien y del mal.

El psicoanálisis tiene una ética, por supuesto, que establece límites a las satisfacciones, pero no pretende instaurar la norma.

Retomamos en nuestro último editorial la noción de «hecho clínico» y deseamos insistir en ello: el caso por caso y la clínica de la transferencia siguen siendo nuestra brújula, con esta nueva exigencia del cuidado por el detalle en el relato clínico y en la praxis, como respuesta al cientificismo dominante y a las posturas ideológicas.

Respecto a cuestiones muy divisorias como la de las identidades sexuadas y el género, militamos por este retorno a la clínica, a la escucha, al cuestionamiento, sin ninguna Weltanschauung.

Solo podemos recomendar los escritos de nuestros colegas más experimentados en este terreno y los seguimientos efectivos; el libro colectivo dirigido por Bernard Golse y Kevin Hiridjee Transiciones de género ofrece un estado de situación con «respuestas prudentes y matizadas», variadas pero siempre respetuosas de la palabra de los jóvenes implicados.

Con las guerras y la brutalización en curso, el psicoanálisis debe mantener la prudencia freudiana respecto a las nociones de identidad y comunidad: un grupo analítico no puede responder de una sola manera y con una sola voz a la complejidad de los pliegues de la Historia.

Debemos aceptar permanecer «divididos», e incluso a menudo «desgarrados».

La Fondation Européenne pour la Psychanalyse participó en un hermoso fin de semana de reflexión e intercambios sobre el lazo social en Bruselas, gracias a nuestros amigos de la Association Freudienne de Belgique.

Se están preparando jornadas de estudio en Barcelona a finales de primavera y en París en otoño.

Cada estación tiene su luz,

Así va la transmisión, renovándose sin totalizarse.

Hay que dejar caer la mirada como se dejan caer las armas, como recuerda Lacan.

Sin embargo, debemos, al mismo tiempo, mantener bien abiertos los ojos frente a fenómenos de odio social que se aceleran; desde hace algunos años venimos advirtiendo sobre esta regresión masiva de la hospitalidad que nos ha conducido hacia la clínica del exilio y de la demanda de asilo.

Antes de las últimas jornadas en Bruselas, pudimos participar en el grupo «Réels Dél(i)és» de la Association Freudienne de Belgique, que interviene en el terreno de los exiliados, y también intercambiar en una reunión de equipo en una institución en el corazón de la ciudad, que reúne pedopsiquiatría, psiquiatría de adultos y psiquiatría comunitaria, y que acoge a numerosas personas en situación de calle y/o solicitantes de asilo.

La mirada que se desvía del Otro, vivido únicamente como Extranjero, se acerca a la «pérdida de la visión mental» de la anestesia afectiva de la melancolía.

Si bien no es una Weltanschauung, el psicoanálisis no está sin relación con el deseo de seguir siendo «humano».

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