¿Los poderes de la palabra hoy?

por Jean-Marie Fossay

Hace ya un cuarto de siglo que la humanidad cruzó el umbral del tercer milenio, y todo parece ir rápido, quizás demasiado rápido. Vivimos en una época donde la palabra misma, en su esencia, se redefine frente a los cambios provocados por lo digital, las redes sociales, la inteligencia artificial (IA) y los avances de las neurociencias.

Hoy en día, la cultura de las redes sociales fomenta una comunicación rápida. Con los tuits, las historias, las publicaciones, reina la economía de la palabra, que a veces tiende a la simplificación excesiva de las ideas. El peso de los algoritmos en el filtrado de contenidos contribuye a encerrar a los individuos en burbujas, donde la palabra se amplifica o se silencia según lógicas comerciales o políticas. La inteligencia artificial permite ahora generar discursos, imágenes e incluso personalidades humanas digitales. Es el inicio de la era de los deepfakes, que sacuden la confianza en lo que vemos y oímos. Surgen entonces preguntas cruciales sobre la autenticidad y la propiedad de la palabra: ¿a quién pertenece? ¿Puede ser reemplazada por las máquinas?

Las neurociencias buscan iluminar los mecanismos profundos de la comunicación humana, especialmente cómo la palabra influye en las emociones, los comportamientos y las decisiones. Aunque estos descubrimientos pueden enriquecer prácticas educativas o de marketing, no deben dejar de plantear cuestiones éticas: ¿hasta dónde se pueden usar estos conocimientos sin caer en el riesgo del formateo, la manipulación del pensamiento, la desubjetivación?

Los eventos de la vida, las catástrofes, nos devuelven eminentemente a nuestra posición de sujetos. Recordemos, durante la pandemia de coronavirus, la famosa profecía: «¡Nada será como antes!». Pero, ¿durante cuánto tiempo? Sabemos hasta qué punto el sujeto dividido puede ser olvidadizo. Para Annie Ernaux, en Los años, su «autobiografía impersonal», los lemas como «nada será como antes» parecen no tener otro destino que desaparecer, ser «olvidados, irresueltos, conmemorados el año siguiente, si no el mes siguiente, como historia lejana».

El día a día de las sesiones, a través de los relatos de nuestros analizantes, evidencia cómo la palabra y la ley simbólica pueden a veces desdibujarse frente a los reglamentos, las recomendaciones y las leyes administrativas. Por ejemplo, a los 12 o 13 años, la pubertad irrumpe, marcando ese giro en el que el cuerpo se escapa a sí mismo, atrapado en los vaivenes de las transformaciones hormonales, físicas y afectivas. Es la época en que el deseo amoroso despierta, las identificaciones vacilan, se desvanecen, se reconfiguran. Que los juegos en los patios de recreo estén nutridos por la pulsión sexual no sorprende en absoluto. Ella no perdona a ningún sujeto, porque lo confronta con lo que no puede decir, lo que no puede saber. Aquí no se trata tanto del paso al acto, sino de la puesta en escena de una satisfacción que se escapa, lo que a veces requiere redefinir los límites. Pero no es raro que lo que antes pedía un recordatorio firme pero simbólico de los límites, se vea hoy reemplazado por una convocatoria disciplinaria acompañada de amenazas de denuncia por acoso o agresión sexual. Como si la palabra ya no sirviera como referencia.

En una escala más amplia, la violencia de la guerra, tal como se manifiesta en nuestra actualidad, pone en evidencia una inclinación al paso al acto, un punto de quiebre donde la palabra se desvanece. Estamos atravesando una época en la que los conflictos parecen resolverse cada vez menos por medio del diálogo y más a través de la violencia mortal.

Asimismo, tomemos nota de lo que la sociedad contemporánea revela progresivamente: la magnitud de las violencias sexuales infligidas a menores, las violencias domésticas, las violencias contra las mujeres, especialmente aquellas designadas ahora con el término feminicidio. Dejando atrás el eufemismo de los «crímenes pasionales», que no era más que un intento de ocultar una realidad brutal, una realidad que durante mucho tiempo fue silenciada por la culpa, la vergüenza y el silencio. Un silencio que encierra en lo indecible, esperando un borrado por el tiempo. Sin embargo, la experiencia clínica nos enseña que no es así. El efecto del trauma persiste, porque está inscrito en el Real del sujeto.

Es importante que el psicoanalista, advertido por la experiencia de la cura, la enseñanza de Freud, Lacan y otros, recuerde los poderes de la palabra y sus efectos. Explorar el inconsciente es descubrir una clave esencial para comprender las fuerzas de destrucción, los callejones sin salida sintomáticos y las repeticiones estériles de la historia humana.

Sin embargo, hoy en día, en las instituciones de salud, los entornos educativos, las universidades, los medios de comunicación y el espacio público, el inconsciente a menudo es relegado a un segundo plano, negado, marginado o incluso rechazado con hostilidad, como si se pudiera pensar sin el inconsciente.

En la Fondation Européenne pour la Psychanalyse hemos decidido llevar al debate el lugar que se otorga a la palabra y al inconsciente hoy, en el marco de un coloquio en París los días 6, 7 y 8 de noviembre de 2025. Antes de ese encuentro, tendrá lugar otro coloquio importante sobre «Las paradojas de la transmisión en psicoanálisis», que se celebrará en Barcelona los días 13, 14 y 15 de junio de 2025.

Coloquios en el espíritu habitual de nuestros encuentros: un espacio de apertura (dirigido a psicoanalistas, actores del cuidado, la educación, lo social, artistas…), de pluralidad (un trabajo colectivo para evitar cualquier forma de pensamiento único) y de representación europea y más allá.

Entre los eventos destacados de la F.E.P. este año, mencionemos dos importantes coorganizaciones: una con la Asociación Freudiana de Bélgica los días 15 y 16 de marzo en Bruselas: «La cuestión del lazo social», y otra con la asociación L’@psychanalyse sobre «El saber alegre» en Marsella los días 10 y 11 de octubre de 2025.

Para concluir este editorial, permítanme, en nombre de la F.E.P., desearles, al inicio de este nuevo año, todos nuestros mejores deseos.

Que juntos podamos seguir avanzando en la psicoanálisis y su transmisión.

error: Contenu protégé