Editorial  diciembre de 2024, por Jean-Jacques Tyszler

Regreso al hecho clínico

Las jornadas de la Fondation Européenne pour la Psychanalyse en Madrid ofrecieron un notable retorno sobre la cuestión del “hecho clínico” al elegir asociar dos significantes no congruentes entre sí: la angustia y la depresión.

 

La angustia forma parte de la caja de herramientas freudiana, en particular con el célebre tríptico “inhibición, síntoma, angustia”. Lacan subrayó su relación con el objeto del deseo. Por su parte, la depresión se ha convertido en un término cajón de sastre, un concepto que designa un estado, un episodio, un trastorno biológico, una enfermedad… y que encaja perfectamente con la desazón social contemporánea.

El método utilizado en la aproximación de estos dos términos se inspira en el magnífico texto “Duelo y melancolía”: Freud afirma desde el inicio que el duelo no es una enfermedad, aunque no sabe cómo se supera, y que, en cuanto a la melancolía, en sentido psiquiátrico, carece de conocimientos y experiencia. Sin embargo, utiliza estos dos vacíos en el saber, enfrentándolos, para avanzar a tientas mediante comparaciones y diferencias.

 

¿Qué es un hecho clínico?

En medicina, la clínica se construía clásicamente al lado de la cama del paciente y en las discusiones entre los practicantes. La clínica reúne fenómenos más o menos dispares en un corpus que puede transmitirse; es importante recordar que la medicina no es una ciencia exacta, algo que el cientificismo dominante ignora.

En psiquiatría, el hecho clínico surge como un intento de describir y sistematizar entidades insólitas; pensemos en la elaboración del automatismo mental por G. de Clérambault.

Frecuentemente, el hecho clínico se consolida al precio de disputas y controversias. Así ocurrió con el agrupamiento de las psicosis pasionales al margen de la paranoia, algo que Lacan rechazó inicialmente, pero terminó admitiendo en su seminario sobre las estructuras freudianas de las psicosis, rindiendo homenaje a su maestro en psiquiatría.

 “¿Qué es un hecho clínico?” fue el título que Marcel Czermak dio a su artículo en el número del Journal Français de Psychiatrie dedicado a esta cuestión. Allí ya aparece la dificultad particular de especificar las cosas para el psicoanálisis, incluso en un campo estrechamente compartido con la psiquiatría, como el de las psicosis.

  “¿A qué corresponden en las psicosis esos hechos siempre mal definidos, no identificados como tales, de la simultaneidad entre fenómenos de unificación y descomposición? ¿Es posible aprehenderlos y señalarlos si no contamos con las categorías de lo real, lo simbólico y lo imaginario, o con la categoría del objeto…?” (Marcel Czermak, JFP número 30).

 En el mismo número, Gérard Pommier intenta responder a la misma preocupación: cómo dar cuenta objetivamente de un hecho clínico que, antes que nada, es “de palabra”. Señala de pasada que, aunque cada caso es singular, el recurso a una conceptualización común es necesario.

  “Existe un corpus conceptual psicoanalítico, axiomas, una vasta literatura experimental escrita en lenguaje común y disponible para cualquiera… sólo la técnica psicoanalítica es singular. Esto no convierte al psicoanálisis en una ‘no-ciencia’.

‘La singularidad de cada hoja de árbol no impide hacer botánica.”

 

Lo que se dice depende de quién escucha

Este aforismo de Marcel Czermak es el hilo conductor de la investigación este año en la escuela psicoanalítica de St. Anne. El hecho clínico es lo que pudo ser dicho, lo que pudo ser escuchado. Recordemos de paso la importancia del verbatim, de la toma de notas.

La psicoanálisis no se concibe sin la transferencia, tal como Freud estableció sus lineamientos. Esto no busca destacar las diferencias estilísticas entre practicantes, sino intentar comprender, más allá de doctrinas y teorías, qué es una posición analítica en la transferencia, pero también en la sociedad.

El inconsciente del psicoanalista le permite escuchar ciertas palabras, pero también, en ocasiones, le impide escuchar, ya que pueden existir puntos de concordancia o discordancia con el inconsciente del paciente.

Este tema fue trabajado durante las recientes jornadas de estudio de la Sociedad de Psicoanálisis Freudiana, bajo el título “Ser extranjero de sí mismo, acercarse al otro”.

 

Aperturas y desafíos

Estas aperturas e interrogantes deben seguir desarrollándose. La psicoanálisis no es solo un discurso, en el sentido especificado por Lacan, pues corre el riesgo de caer en la ideología.

Así, los debates sobre la identidad de género a menudo abandonan el terreno de la disputatio clásica por no recoger adecuadamente los hechos clínicos, las palabras y los silencios. Por no escuchar antes de concluir.

 Un importante estudio sociológico sobre la sexualidad en Francia acaba de publicarse, aportando novedades para quienes deseen documentarse.

 La Fondation Européenne pour la Psychanalyse se enorgullece de haber puesto a menudo el acento en lo reprimido de nuestras sociedades: lo que concierne al niño, lo femenino, el exiliado, el extranjero, el sin hogar en la ciudad. Mantendremos este hilo rojo del lien social, uno de los marcadores de la Fundación, en futuras colaboraciones.

 Clínica y política, dos significantes no congruentes que deseamos enlazar y compartir.

La Fundación también aspira a participar en la investigación sobre las psicosis, su abordaje actual, y reconsiderar las fórmulas canónicas, como la llamada “forclusión del Nombre del Padre”. Así intenta, en la medida de lo posible, transmitir, transformar, inventar…

 Para que el psicoanálisis siga siendo un hecho clínico, un punto de acto en la civilización.

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